PRESCRIPCIÓN DEL EJERCICIO FÍSICO PARA LA PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD, Benjamín Fernández García, 2013
hola Persona Humana!
Sabemos de sobras que la actividad y el ejercicio físico mejoran la calidad de vida global, previenen la aparición de enfermedades en niños, adolescentes y adultos sanos, y sirve como parte del tratamiento de enfermedades crónicas.
Así, si la actividad y el ejercicio físicos son medicina, el sedentarismo y la inactividad provocan enfermedad. Se ha demostrado ya que el sedentarismo mata más gente que algunas afecciones como la obesidad, el tabaquismo, la diabetes o el colesterol (Lee et al., 1999).
A este respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM), con iniciativas como «Exercise is medicine», marcan las pautas de cómo mejorar la salud a través del ejercicio. La incorporación de actividad física en la rutina diaria mejora la condición física, así como la salud ósea y cardiovascular, el riesgo de obesidad, el rendimiento cognitivo o el estado anímico. Todo esto hace que la actividad física sea una herramienta fundamental en la prevención y el tratamiento de enfermedad tanto en el infancia y adolescencia como en edades más avanzadas.
En términos generales, se considera que no es necesario evitar la actividad física cuando se tienen enfermedades, al contrario: el ejercicio incluso podría hacer que te sientas mejor.
Si no eres deportista regular y contraes una enfermedad crónica, todos los estudios demuestran que el deporte te ayudará a reducir dolores y a aumentar la sensación subjetiva de bienestar. Pero las intervenciones para instaurar dicha actividad deben estar sustentadas en el apropiado aumento del nivel de ejercicio físico, mediante programas de integración y capacitación, que consigan una mejora conjunta de la condición física neuromuscular y del rendimiento físico, cognitivo y psicosocial.
Si eres deportista regular y contraes cualquier tipo de enfermedad, puntual o crónica, no es necesario evitar el ejercicio, la intuición te dirá cuándo debes descansar y cuándo debes reanudar la actividad.
Como pauta general para el ejercicio y la enfermedad, ten en cuenta las siguientes recomendaciones de los expertos:
El ejercicio no supondrá ningún problema si todos tus síntomas están «del cuello para arriba». Estos signos y síntomas comprenden los que podrías tener con un resfriado, tales como moqueo, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta leve.
No hagas ejercicio los primeros días si los signos y síntomas están «por debajo del cuello», por ejemplo, si tienes congestión de pecho, tos seca o malestar estomacal.
No hagas ejercicio si tienes fiebre, fatiga o dolores musculares generalizados.
Deja que tu cuerpo te guíe. Si te sientes mal, descansa. Tomarte algunos días de relax cuando te sientes mal no afectará tu desempeño a largo plazo. Reanuda gradualmente tu rutina normal de ejercicio a medida que empieces a sentirte mejor.
Si decides hacer ejercicio cuando estás enfermo, considera la posibilidad de reducir la intensidad y la duración del ejercicio, sobre todo los primeros días. Por ejemplo, en lugar de salir a correr, haz una caminata.
Recuerda que todo lo que comparto aquí es una recomendación, en ningún caso sustituye la prescripción de un profesional experto en la materia, yo sólo espero inspirarte para tomar las riendas de tu vida, ya que eres más fuerte de lo que crees!
Guuuuau. Muchísimas Gracias. Feliz tarde.
Juangui.
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