COSAS QUE PASAN CUANDO CONVERSAMOS, Estrella Montolío, 2020
Hola Persona Humana!
Todos sabemos que unas relaciones sociales satisfactorias está dentro de las mejores experiencias que se pueden tener en la vida. Por lo tanto correlaciona con la sensación de felicidad.
De la misma forma, la soledad no buscada, impuesta, es una experiencia altamente negativa, que por razones evolutivas se vive como algo doloroso, incluso peligroso, para que el que la experimenta.
Un estudio reciente ha encontrado que la soledad se asocia a un mayor riesgo de demencia en los adultos mayores.
Ya se tenía conocimiento de este fenómeno, pero esta nueva investigación ha descubierto que la soledad aumenta el riesgo de demencia en los adultos mayores, triplicándose en aquellos cuyo riesgo de base sería relativamente bajo.
El estudio, publicado en la revista Neurology y dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, puso de relieve el impacto que la soledad y la falta de conexión social tienen en nuestro riesgo de desarrollar demencia a medida que envejecemos, según el doctor Joel Salinas, investigador principal del estudio.
Los investigadores utilizaron datos retrospectivos del Estudio Framingham, basado en la población, durante una década, y revisaron a 2.308 participantes que no tenían demencia al inicio del estudio. La edad media de los participantes en el estudio era de 73 años.
Utilizando medidas neuropsicológicas y resonancias magnéticas del cerebro, se preguntó a los participantes con qué frecuencia se sentían solos junto con otros síntomas depresivos, como el sueño intranquilo o la falta de apetito. Además, los investigadores buscaron la presencia de un factor de riesgo genético para la enfermedad de Alzheimer denominado alelo APOE ε4. En general, 144 de los 2.308 participantes declararon sentirse solos tres o más días a la semana. De los 2.308 participantes, 329 recibieron un diagnóstico de demencia, según el estudio.
Los resultados no encontraron una asociación significativa entre la soledad y la demencia en los participantes de 80 años o más.
Sin embargo, los participantes más jóvenes del grupo de edad de 60 a 79 años que se sentían solos tenían más del doble de probabilidades de desarrollar demencia. La soledad se asoció con un riesgo tres veces mayor entre el grupo de edad más joven que no era portador del alelo APOE ε4.
Según los investigadores, esta triplicación del riesgo podría estar relacionada con las asociaciones entre la soledad y los marcadores cognitivos y neuroanatómicos tempranos de vulnerabilidad a la enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas. El estudio también demostró que la soledad estaba relacionada con una peor función ejecutiva, un menor volumen cerebral total y una mayor lesión de la sustancia blanca, que son indicadores de deterioro cognitivo.
«Este estudio es un recordatorio de que, si queremos dar prioridad a la salud del cerebro, no podemos ignorar el papel de los factores psicosociales como la soledad y los entornos sociales en los que vivimos día a día», dijo Salinas, profesor asistente de Neurología en la Escuela de Medicina Grossman de la NYU y miembro del Centro de Neurología Cognitiva del Departamento de Neurología en un comunicado. «A veces, la mejor manera de cuidar de nosotros mismos y de las personas que amamos es simplemente tender la mano y comprobar regularmente, para reconocer y ser reconocidos».
Los profesionales que están en contacto con las personas mayores deben estar atentos a los signos de soledad en sus pacientes de edad avanzada y desde las instituciones se hace necesario elaborar ideas para disminuir el aislamiento y fomentar una mayor conexión para ayudar a prevenir el deterioro cognitivo.
Creo que la salud mental de toda la población es un tema prioritario.
Gracias por seguir ahí!