THE POWER OF HABIT: WHY WE DO WHAT WE DO, AND HOW TO CHANGE, Charles Duhigg, 2013
hola Persona Humana,
Aunque es clara la diferencia entre los hábitos NO saludables y los hábitos saludables, es verdad que tienen muchas similitudes: ambos se forman a base de repetirlos, los hacemos de manera automática o incluso inconsciente y traen una recompensa inmediata.
LA GRAN pregunta que nos hacemos todos es:¿Por qué tengo hábitos no saludables a pesar de saber que no me convienen y afectan mi salud y bienestar?
Para encontrar la respuesta es importante saber cómo se forman los hábitos:
La formación de hábitos es el proceso mediante el cual las nuevas actividades o comportamientos se vuelven automáticos.
Cualquier hábito se forma bajo el mismo principio: la repetición constante.
Si una acción es persistente en tu día a día, es muy probable que termine por grabarse en el “disco duro” de tu cerebro, es decir que forme una nueva conexión neuronal.
Lo que al principio hacías algunas veces, se vuelve cada vez más frecuente, y con el tiempo formas un hábito.
Esta repetición hace que poco a poco el esfuerzo por realizar esa acción disminuya considerablemente, y al final logres ejecutarla sin pensarlo.
La curva de aprendizaje de todo hábito nos enseña que la acción requiere al principio de voluntad y entrega para realizarla, pero después de un tiempo se genera una meseta, en donde ya no hay aprendizaje ni esfuerzo y se logra establecer un hábito automático.
Para que un hábito se repita constantemente requiere de dos ayudantes: el primero es un recordatorio y el segundo es una recompensa.
A la formación psicológica de hábitos se la conoce como la REGLA DE LAS 3 R y consiste en lo siguiente:
- Recordatorio: Estímulo que inicia el comportamiento
- Rutina: La acción ejecutada
- Recompensa: El beneficio que obtienes luego de realizar la acción
Con el ciclo del hábito, el cerebro logra establecer esta conexión neuronal permanente para iniciar, ejecutar y terminar una acción repetida, siempre que se tenga el mismo recordatorio.
Si el resultado de la acción es positivo, la próxima vez que exista el mismo recordatorio, tendrás la misma rutina.
Por eso, formar un nuevo hábito saludable es un proceso que requiere de constancia, de tiempo y de planificación (escoger un recordatorio fijo -como por ejemplo una hora o un lugar- y una recompensa agradable -por ejemplo una comida o una ducha calentita).
Y es la misma razón que explica por qué sigues con hábitos no saludables que perjudican tu bienestar, ya que al ser automáticos, tu voluntad tiene poco poder sobre ellos.
Ahora ya podemos responder a la pregunta inicial: ¿por qué tu cerebro forma hábitos? ¿para qué? ¿con qué finalidad?
Nuestro cerebro busca ser lo más eficiente posible, por eso, cada parte de este órgano vital tiene una o varias funciones específicas.
Aquí nos centraremos en dos funciones concretas del cerebro:
- ganglio basal: esta zona es la responsable de “guardar” un hábito de forma permanente.
- córtex prefrontal (que está justo en la frente), es la parte más «nueva» del cerebro, la que nos hace homo sapiens sapiens y es ahí donde pensamos racionalmente, hacemos planes, resolvemos problemas y por lo tanto decidimos también nuestras acciones de forma voluntaria.
Así pues, los hábitos se crean para hacer a tu cerebro más eficiente. Es el resultado de millones de años de evolución. ¿Te imaginas tener que dedicar grandes cantidades de energía cada día para hacer las mismas cosas que el día anterior? Sería muy poco práctico.
Imagínate que fuera de esta forma: te levantas, tu mente procesa que un pie vaya delante del otro, que llegues al baño y proceses que la mano izquierda coja el tubo de la pasta de dientes mientras la derecha mueve los dedos para buscar el cepillo. Después, en un alarde de psicomotricidad, tu mente procesa detalladamente el movimiento de tu mano derecha para introducir el cepillo de dientes en tu boca y realizar movimientos circulares en los dientes…
¡¡Por favor!! Estaríamos agotados, y sólo hemos hecho un minuto de nuestra rutina diaria.
Tu cerebro necesita optimizar recursos. Un cerebro gasta mucha energía en procesar información y en generar respuestas. Por eso, cuando tu mente asimila el proceso, lo convierte en automático.
Cuando una actividad ya es automática, el cerebro deja de participar activamente en la decisión de ejecutar esa acción y en la secuencia de pasos para completarla.
Es por este motivo que tu cerebro intentará detectar cualquier patrón, para convertirlo en un hábito tan pronto como sea posible. De esta forma la acción pasa a ser inconsciente y así logra ser más eficiente.
Un cerebro eficiente nos permite ejecutar miles de acciones y funciones vitales en automático, al mismo tiempo que libera espacio mental para dedicar todos los recursos a cosas más importantes en tu vida (como el trabajo) en vez de pensar un buen rato en cómo lavarte los dientes.
Así que cuando tienes un hábito en tu día a día, tu voluntad pierde efecto.
Lo cual es una excelente noticia si la mayoría de tus hábitos son saludables, pero, es una mala noticia si la mayoría de tus hábitos son no saludables.
Pero ahora ya sabes qué hacer para mejorarlos…. ¿verdad?
Ahí lo dejo, espero que te sirva!