CHANGE, PRINCIPLES OF PROBLEM FORMATION AND PROBLEM RESOLUTION, P. Watzlawick, R. Fisch, J. H. Weakland, 2003
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Hola, hoy voy a hablarte de las emociones asociadas a los cambios. Se trata de un tema crucial en el proceso vital de toda persona, puesto que a lo largo de la vida estamos sometidos a numerosos procesos de cambio, algunos elegidos, otros obligados.
En este contexto, entenderemos por qué cambiar de hábitos cuesta.
No cuesta por las acciones en sí. Cuesta porque cuando hacemos cambios profundos en nuestro día a día, un torrente de emociones nos invaden.
John Fisher, especialista en psicología empresarial, investigó el proceso de adaptación al cambio a través de la Curva de Transición Personal:

Este es un buen instrumento para guiar a las personas a entender, aceptar y administrar las emociones asociadas al proceso de cambio y puede ser aprovechado para salir no sólo airoso de la situación, sino reforzado gracias a una capacidad humana crucial: la resiliencia, concepto del que te hablaré la semana que viene.
Etapas del crecimiento personal
Según el modelo de Fisher, las personas pasamos por una sucesión de 8 etapas hasta que finalmente no solo aceptamos el cambio sino que lo vemos como algo beneficioso.
Las etapas hacen referencia a diferentes estados emocionales:
- Ansiedad: Es la primera reacción, donde nos cuestionamos si podremos afrontar el momento de cambio en el que nos adentramos. Sabemos que se trata de una zona desconocida sobre la que no tenemos ningún tipo de control.
- Felicidad: Aparecen pensamientos positivos gracias a la sensación de novedad, frente a los retos que esperamos que generen cambios beneficiosos a mediano y largo plazo. Nos alivia saber que algunas cosas mejorarán.
- Miedo: Momento en que nos planteamos no sólo cómo nos está afectando el cambio en el presente, sino también qué implicaciones tendrá realmente en el futuro, a la par que identificamos todo lo que perdemos.
- Amenaza: Al ver que la transición lleva a cambios en la conducta y en la forma de pensar, iniciamos una etapa en la que sentimos gran inseguridad e incertidumbre. Descubrimos que estamos desprovistos de los recursos necesarios para afrontar de forma adecuada la magnitud del cambio, ya que es algo novedoso y en ocasiones imprevisible. Nos cuesta identificar un futuro claro. Esta es una etapa crítica del proceso de transformación ya que nos salimos de nuestra zona de confort y podemos percibir que la situación es más grande de lo previsto. Al abrumarnos el miedo y la amenaza, podemos sentir que es demasiado para nosotros y pasar a un estado de negación que nos sacará del proceso de cambio y nos bloqueará.
- Culpa: Nos agobiamos pensando qué hicimos para haber llegado hasta aquí, y qué podríamos haber hecho para evitarlo. Se combina varios de los sentimientos anteriores, ¿lo estaré haciendo bien?, ¿cómo se adaptarían los demás? ¿realmente yo quería esto?. En esta etapa, el cambio nunca tendrá éxito, hay que moverse a la siguiente fase. Este punto también es crucial, ya que si nos estancamos podemos pivotar entre la hostilidad (afrontar el cambio desde la rigidez) y la desilusión (buscar la huida para evitar el cambio).
- Depresión: En este momento sentimos que el cambio afecta a nuestra identidad. Cualquier transición modifica no sólo la conducta visible sino, a un nivel profundo, también nuestro ego: «si yo no soy esa persona que hacía esas cosas, ¿entonces quién soy?»
- Aceptación gradual: Superada la desesperanza, cuando reconectamos con el sentido del cambio, pasamos a la aceptación para poder seguir adelante. Es el momento donde se empieza a ver con más claridad y a comprender el nuevo entorno, el rol y la influencia que tendremos sobre él.
- Avance: Es la fase final, la de «seguir hacia adelante», en la que de verdad sentimos el impulso de avanzar y se puede visualizar un beneficio positivo a mediano y largo plazo.
Cada persona es un mundo. Por eso las etapas del proceso de cambio llevan ritmos y tiempos diferentes para cada uno.
Lo importante es estar convencido de que el cambio es positivo. Que puede traer grandes transformaciones, tanto a nivel interno como externo. Sostener las diferentes emociones que experimentemos nos ayudará a transitar el proceso.
Tú qué opinas?
Gracias por seguir ahí!