LA BUENA SUERTE: CLAVES DE LA PROSPERIDAD, F. Trias de Bes y Á. Rovira, 2004
Seguimos!
Hola, no sé si serás de las personas que cree en la buena y en la mala suerte.
Yo, desde luego, pienso que la suerte no existe. Ni la una ni la otra. Pero no siempre ha sido así.
- «Qué mala suerte, he metido el pie en una zanja, me he caído y me he roto el brazo!«
- «Qué buena suerte, me han cogido en el nuevo trabajo!»
¿Seguro que lo que te ha ocurrido ha sido fruto de la suerte, algo totalmente fuera de tu control?
No hablo aquí de algo místico, de que «atraes lo que necesitas» ni teorías parecidas. Hablo de algo mucho más mundano.
En el primer caso, quizás, tienes sobre-peso, no sueles andar por terrenos irregulares, no estás ágil, eres sedentario, etc. Quizás ya te has caído más veces, sin romperte nada, y en lugar de entenderlo como un aviso, has hecho caso omiso y no has cambiado ningún hábito en tu vida. De manera que tu físico ha ido empeorando.
En el segundo, quién sabe, has estado totalmente enfocado, atento a las ofertas, te has presentado haciendo un currículum personalizado, te has preparado la entrevista antes de ir, has sido puntual y eficiente y has hecho un seguimiento de los resultados. Has desplegado hábitos de persona exitosa y productiva.
Yo creo que no existen las personas con mala suerte. Creer algo así, te coloca en una posición de víctima, alguien que no tienen ningún control sobre su propia vida. El pesimismo va un poco en la misma dirección.
Ya hicimos referencia a este tema en un anterior post, hablando de la responsabilidad, un concepto tan importante en la sociedad actual, que mira hacia fuera en lugar de dirigir la atención hacia dentro, hacia uno mismo.
Para tener suerte hay que aprender a cultivarla.
Es decir, la persona que cree en su buena suerte está atenta a su alrededor, a lo que sucede, así puede conectar a las personas y oportunidades adecuadas para con sus deseos concretos. Cree en sí misma, en sus capacidades, habilidades y recursos y los pone al servicio de sus objetivos. Aprende a estar en el lugar adecuado en el momento correcto.
La persona que cree en su mala suerte se centra en su angustia, su negatividad y su falta de esperanza, de manera que su indiferencia la hace perder todo tipo de oportunidades. No confía en sí misma, porque está más pendiente de los demás que de su propio desarrollo. Mira hacia otro lado cuando tiene la oportunidad delante de ella, de manera que la deja escapar.
Yo hace tiempo pensaba que todo esto eran cuentos de crecimiento personal barato. ¿Por qué pensaba así? Porque estaba instalada en la crítica, en la queja y en la auto-compasión.
Hasta que empecé a poner en duda mis propias creencias y a cambiar el foco. En lugar de pensar que los demás tiene «enchufe, buena suerte, cara dura, etc», empecé a pensar qué tenía o no tenía yo. Qué hacía o no hacía yo. Qué quería o no quería yo.
Entonces todo cambió. Me volví dueña de mi vida, de lo que me pasaba y de lo que pensaba y hacía para que eso me pasara.
Tu vida la eliges tú, querida persona humana.
Por supuesto tienes un entorno concreto, unas experiencias concretas, una genética concreta, unas circunstancias concretas y unas creencias concretas. El pasado no lo puedes cambiar. Lo que no depende de ti no lo puedes cambiar. Lo que sí puedes decidir es qué vas a hacer con lo que sí puedes controlar, como tus hábitos diarios, diseñando el futuro que quieres tener.
Si siembras garbanzos, recoges garbanzos. Si siembras judías, recoges judías. Mucha gente siembra garbanzos y espera recoger judías.
Gracias por seguir ahí!
Mar