QUALITY LAND, Marc-Uwe Kling, 2011

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Hola, has oído hablar de la expresión «afilar el hacha«? ¿Sabes qué significa?

Hace referencia a la importancia de prepararse bien antes de ponerse a hacer algo.

El término fue acuñado por Stephen Covey, un autor referente en gestión del tiempo, productividad, estrategia y desarrollo personal. Se trata del séptimo hábito de su libro superventas Los siete hábitos de la gente altamente efectiva . Aunque publicado en 1989, el concepto no queda nunca obsoleto.

La idea está basada en la la fábula del leñador, que nos narra la historia de dos leñadores profesionales, uno joven y robusto y otro de edad avanzada, con mayor experiencia pero con menor vitalidad. Un día el joven , confiando plenamente en su fuerza y desdeñando la valía y la experiencia del viejo le dijo a éste: “Apuesto lo que quieras a que corto más árboles que tú”. Al oír esto, el viejo sin ni siquiera hacer un movimiento que indicara inquietud le respondió: “De acuerdo, cuando quieras empezamos”. Dicho esto ambos se dispusieron a llevar a cabo la apuesta y empezaron a talar árboles. Comenzaron los dos al unísono, pero mientras que el joven no descansaba en ningún momento, el viejo periódicamente dejaba lo que estaba haciendo y se sentaba. El leñador joven contemplaba estas escenas con regocijo pensando en lo fácil que le estaba resultando ganar. Terminada la competición, el resultado final fue favorable al leñador viejo ante la perplejidad del joven que dijo: “¿Cómo es posible que hayas talado más árboles que yo cuando mientras que tu has hecho descansos yo no he parado en ninguna ocasión?”. “Muy fácil – respondió el leñador – porque mientras tu trabajabas sin descanso yo me sentaba a afilar el hacha”.

La moraleja de esta fábula es que el éxito tiene 2 componentes: la producción de los resultados deseados y la capacidad de producción.

Es aconsejable mantener estos dos componentes equilibrados, pero cuando estamos muy centrados en producir (serrar) es difícil que nos tomemos el tiempo necesario para mantener nuestra capacidad de producción (afilar), porque este mantenimiento no produce resultados inmediatos.

Las personas requerimos renovación en todas las dimensiones de nuestra personalidad: física, mental, socio-emocional y espiritual. La falta de una apropiada renovación en estas dimensiones puede tener un elevado costo para nosotros, sobre todo en un mundo tan cambiando como el actual.

Y eso es precisamente lo que sucede cuando no somos capaces de hacer un alto en el camino de nuestra vida para recuperar nuevas energías con el descanso reparador, la lectura de estudio, la ayuda solidaria al prójimo o la meditación.

Afilar el hacha significa que, además de buscar los resultados inmediatos de la producción en nuestra vida profesional y personal, debemos mantener nuestras herramientas preparadas o aprender algunas nuevas. Sólo así podemos conseguir una gestión eficaz de nuestro tiempo vital y una mayor calidad de vida.

Esta idea, sharpen the saw en inglés original, es en realidad es un poco más amplia y toca otros conceptos. Pero lo que interesa aquí es el principio de la palanca: con un poco de esfuerzo a tiempo obtendrás un mayor beneficio a medio plazo. No salgas al monte sin afilar la sierra, o dicho de otra manera, dedícale tiempo a mantener tu infraestructura (y tu formación) en buenas condiciones. Al final te cansarás menos.

Gracias por estar ahí!

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