THE GOD OF SMALL THINGS, Arundhati Roy, 1997
Seguimos!
Hola, estarás de acuerdo conmigo en que actualmente hay un boom increíble en el mundo del crecimiento personal y del autoconocimiento. ¿Por qué? ¿Tú qué crees?
Yo pienso que sólo a través de conocernos a nosotros mismos podemos desplegar al máximo nuestro potencial y alcanzar la felicidad. ¿Quiénes somos en realidad?, ¿qué queremos?, ¿qué nos pasa en realidad cuando nos pasan cosas?, ¿qué se repite incómodamente en nuestras vidas?, ¿contra qué luchamos?, ¿qué es eso que todavía no ha llegado a nuestra vida y que anhelamos?…¿Sabemos responder a todas esas preguntas?
Está ámpliamente demostrado que el sentido en nuestras vidas se obtiene a partir del conocimiento de nosotros mismos: la felicidad se obtiene cuando existe una verdadera coherencia, una alineación total, entre lo que pensamos, lo que sentimos, lo que decimos y lo que hacemos. Y ésto funciona en todas las direcciones, lo que hacemos tiene que ser coherente con lo que decimos, sentimos y pensamos. Una interrupción en cualquiera de estas “fases”, nos dificultará estar en paz con nosotros mismos y por tanto estará interrumpiendo nuestra felicidad.
Y la coherencia produce integridad. Lo que se reflejará de muchas maneras.
Y ¿qué suele pasar la mayoría de las veces? Que no nos atrevemos a decir lo que pensamos, que tenemos fuertes sentimientos que disimulamos, que hacemos cosas para agradar a otros más que para sentirnos bien con nosotros mismos, que no sabemos por qué pensamos lo que pensamos y que, en definitiva, actuamos en automático, sin planificar ni nuestros pensamientos, ni nuestros sentimientos, ni nuestras palabras ni nuestros actos.
Y algo que se deriva de todo ello es que nos hundimos ante cualquier perturbación, ante cualquier contratiempo, ante cualquier crítica, ante cualquier dificultad. No tener una guía, una brújula, nos lleva a vivir perdidos, navegando a la deriva.
Para ser más felices basta con tomar decisiones que respeten nuestros valores, que reflejen nuestra verdadera identidad y estén alineadas con las cosas que realmente apreciamos, deseamos, valoramos y respetamos.
Un caminante le preguntó una vez a Sócrates: “¿Maestro, podrías indicarme cómo hago para llegar al monte Olimpo?» A lo que el filósofo respondió: “Muy simple: sigue avanzando, no te detengas, toma el camino que quieras, pero eso sí, asegúrate de que cada paso que des, sea en dirección al monte Olimpo”. La felicidad es así de fácil de obtener: asegúrate de que cada paso que des y que cada decisión que tomes te dirija a alcanzar tu felicidad.
Quizás en algún momento te desvíes, te equivoques, dudes, o incluso andes en dirección contraria. No pasa nada, reconoce tu error, corrígelo, recalcula la ruta y sigue adelante. Una cosa es fracasar y otra cosa muy diferente es ser o sentirse un fracasado. Tú no eres tus resultados, no te definen a ti como persona.
Recuerda que ser coherente nos hace más honestos, más responsables y más respetuosos con nosotros mismos y con los demás. Sin duda ese es EL camino.
Gracias por seguir ahí!